Recomiendo mucho el blog de mi amigo Nicolás, donde pueden leer cuentos como este:
El tren salió de la estación a medianoche, cuando los nubarrones ceñían el cielo en tropel y la tormenta era inevitable. Pleno febrero. Todo un pueblo estaba de festejos en los carnavales. Los pasajeros llevaban las ventanillas abiertas porque el ambiente se hizo sofocante. Desde sus respectivos asientos podían observar, mientras la locomotora iniciaba su primeras maniobras, el espectáculo que se desarrollaba al aire libre: lamparitas multicolores pendían de extensos cables, amarrados éstos a unos postes enclavados en cada una de las esquinas, y dos o tres carrozas que deambulaban por el asfalto, exhibiendo grotescos muñecos artesanales. Cuando el motor de la máquina logró mayor impulso, en el interior de los vagones comenzó a sentirse ese olor a tierra mojada que anuncia una pronta lluvia.
Los viajeros ocupaban sus correspondientes butacas, menos uno de ellos. Parada en el amplio pasillo del coche, bien al fondo, era invisible casi a todos…
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